Llegó el frío. Cuidado con las hipotermias.

Con la llegada del invierno y el descenso de las temperaturas, el riesgo de sufrir hipotermia aumenta considerablemente, especialmente entre las personas más vulnerables, como los adultos mayores, los niños y quienes no cuentan con un refugio adecuado. La hipotermia es una condición médica grave que ocurre cuando la temperatura corporal desciende por debajo de los 35 °C, lo que puede comprometer funciones vitales y, en casos severos, llevar a la muerte si no se trata adecuadamente.

En este contexto, los servicios de urgencias hospitalarias desempeñan un papel crucial en la identificación y tratamiento oportuno de esta condición. Este artículo tiene como objetivo describir los pasos esenciales para abordar la hipotermia en un entorno hospitalario, incluyendo aspectos de monitorización, control de la temperatura, sueroterapia, mecanismos de calentamiento y vigilancia clínica, además de resaltar la importancia de la preparación y capacitación del personal sanitario durante la temporada invernal.

Reconocimiento de la hipotermia en urgencias

El primer paso en el tratamiento de la hipotermia es su correcta identificación. Los síntomas pueden variar según la severidad:

  • Hipotermia leve (32-35 °C): Escalofríos, confusión leve, dificultad para hablar y coordinación reducida.
  • Hipotermia moderada (28-32 °C): Somnolencia, confusión severa, pulso lento y respiración superficial.
  • Hipotermia severa (<28 °C): Pérdida de conciencia, pupilas dilatadas, ausencia de reflejos y riesgo de paro cardiorrespiratorio.

    El uso de termómetros especializados capaces de medir temperaturas centrales por debajo de los 35 °C es fundamental, ya que los dispositivos convencionales no siempre son fiables en estos casos. La medición de la temperatura central puede realizarse mediante dispositivos esofágicos, vesicales o rectales, que ofrecen mayor precisión.

    Intervenciones iniciales

    Una vez diagnosticada la hipotermia, el manejo dependerá de su severidad:

    1. Hipotermia leve:
      • Trasladar al paciente a un ambiente cálido y seco.
      • Retirar la ropa húmeda y cubrir con mantas térmicas.
      • Proporcionar bebidas calientes (si el paciente está consciente) para ayudar a elevar la temperatura interna.
      • Vigilar signos vitales básicos, incluyendo frecuencia cardíaca, frecuencia respiratoria y saturación de oxígeno.
    2. Hipotermia moderada a severa:
      • Calentamiento externo activo: Utilizar mantas térmicas de aire caliente, dispositivos de calentamiento por convección y bolsas de agua caliente en áreas clave como el tronco y la cabeza.
      • Calentamiento interno: Administración de líquidos intravenosos tibios (37-42 °C), lavado peritoneal o pleural con solución salina tibia, y en casos extremos, circulación extracorpórea con calentamiento mediante oxigenación por membrana extracorpórea (ECMO).
      • Administración de oxígeno caliente y humidificado: Esto no solo mejora la oxigenación sino que también contribuye al calentamiento interno.
      • Monitorización estrecha mediante electrocardiograma continuo debido al riesgo elevado de arritmias, especialmente fibrilación ventricular.

    Monitorización y vigilancia

    El manejo exitoso de la hipotermia requiere una monitorización intensiva. Los parámetros que deben vigilarse incluyen:

    • Frecuencia cardíaca y ritmo: Identificación temprana de bradiarritmias y fibrilación ventricular.
    • Temperatura central: Uso de dispositivos especializados para documentar progresos en el calentamiento.
    • Presión arterial: Prevención y manejo de hipotensión secundaria al recalentamiento.
    • Estado ácido-base y electrolitos: Corrección de acidosis metabólica y alteraciones como hipopotasemia o hiperpotasemia, que son comunes en la hipotermia severa.

    Además, es importante evitar el «fenómeno de recalentamiento después del enfriamiento» (después de alcanzar una temperatura normal, la periferia fría puede redistribuir el calor central y causar un descenso secundario). También se deben monitorizar los niveles de coagulación, ya que la hipotermia severa está asociada con coagulopatías.

    Sueroterapia y manejo de líquidos

    La administración de líquidos tibios es una parte esencial del tratamiento. Las soluciones salinas isotónicas calentadas a 37-42 °C son preferibles para evitar un enfriamiento adicional. En casos de acidosis metabólica, puede ser necesario el uso de bicarbonato de sodio. Se debe tener precaución con la sobrecarga de líquidos, ya que los pacientes hipotérmicos son propensos a desarrollar edema pulmonar.

    Mecanismos de calentamiento en el hospital

    1. Calentamiento pasivo externo: Uso de mantas y ambientes cálidos para minimizar la pérdida de calor.
    2. Calentamiento activo externo: Dispositivos de aire caliente forzado, calentadores radiantes.
    3. Calentamiento interno activo: Lavado gástrico, pleural o peritoneal con soluciones tibias, administración de líquidos intravenosos calientes y oxigenoterapia calentada y humidificada.
    4. Circulación extracorpórea: En casos extremos, especialmente en hipotermia severa con paro cardíaco, el ECMO o la diálisis calentada pueden ser opciones.

    Importancia de la capacitación y preparación en urgencias

    El manejo efectivo de la hipotermia depende de una combinación de tecnología adecuada, personal capacitado y protocolos bien definidos. Los hospitales deben garantizar que su personal tenga acceso a capacitación regular sobre este tema, además de mantener un suministro suficiente de equipos esenciales, como mantas térmicas, termómetros especializados y dispositivos de calentamiento. La simulación clínica puede ser una herramienta útil para preparar a los equipos médicos.

    Conclusión

    La hipotermia es una emergencia médica que, si no se trata de manera oportuna, puede tener consecuencias fatales. La llegada del invierno subraya la necesidad de estar preparados para reconocer y manejar esta condición en el servicio de urgencias hospitalarias. La detección temprana, el tratamiento adecuado y la prevención de complicaciones son claves para mejorar los resultados en los pacientes afectados. Al reforzar la capacitación y los protocolos, los servicios médicos pueden marcar la diferencia en la supervivencia y recuperación de las personas con hipotermia.

    Referencias

    1. Brown, D. J., & Brugger, H. (2013). Accidental hypothermia. New England Journal of Medicine, 367(20), 1930-1938.
    2. Walpoth, B. H., & Locher, T. (2007). Pathophysiology and treatment of hypothermia. International Journal of Emergency Medicine, 1(1), 4-10.
    3. Soar, J., et al. (2021). European Resuscitation Council Guidelines 2021: Cardiac arrest in special circumstances. Resuscitation, 161, 130-147.

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