Con la llegada de la primavera, aumenta significativamente la incidencia de enfermedades alérgicas respiratorias. Este fenómeno, estrechamente ligado a la polinización de diversas especies vegetales, tiene una repercusión directa en la demanda asistencial, especialmente en los servicios de urgencias. Desde la enfermería de urgencias, es fundamental comprender los mecanismos fisiopatológicos de estas reacciones, identificar signos de alarma y ofrecer una atención integral que combine intervención inmediata con educación sanitaria.
¿Qué son las alergias estacionales?

Las alergias estacionales, también conocidas como rinitis alérgica estacional o fiebre del heno, son respuestas inmunológicas mediadas por inmunoglobulina E (IgE) frente a alérgenos presentes en el ambiente, principalmente pólenes.
El proceso alérgico se inicia cuando el sistema inmunitario identifica erróneamente estas partículas como nocivas, activando una cascada inflamatoria en la que participan células cebadas, eosinófilos y basófilos. La liberación de histamina y otras citocinas provoca los síntomas típicos de la reacción alérgica.
Los alérgenos más comunes en primavera incluyen:
- Gramíneas (como el phleum o el lolium)
- Arbóreas (como el plátano de sombra, ciprés, olivo)
- Malezas (como la parietaria)
La sensibilización a uno o varios de estos pólenes puede derivar en síntomas de diversa intensidad, que van desde una leve rinitis hasta crisis asmáticas graves.
Manifestaciones clínicas
Las manifestaciones clínicas más frecuentes son:
- Rinitis alérgica: estornudos en salva, congestión nasal, rinorrea acuosa, prurito nasal.
- Conjuntivitis alérgica: enrojecimiento ocular, lagrimeo, picor, fotofobia.
- Asma bronquial: disnea, sibilancias, tos seca, sensación de opresión torácica.
- Síntomas sistémicos: fatiga, cefalea, afectación del sueño.

En algunos casos, pueden presentarse reacciones más graves como crisis asmáticas severas o, raramente, anafilaxia en personas con sensibilización múltiple o exposición intensa.

Impacto en los servicios de urgencias
Durante los meses de máxima polinización (marzo a junio, dependiendo de la zona geográfica), los servicios de urgencias experimentan un repunte de pacientes con exacerbaciones alérgicas. Se estima que hasta el 25% de las visitas por problemas respiratorios en primavera están relacionadas con alergias estacionales.
Enfermería desempeña un papel esencial en el triaje, estabilización y educación de estos pacientes. Es crucial distinguir entre una rinitis alérgica leve y una crisis asmática potencialmente grave que requiera atención urgente y oxigenoterapia.
Abordaje desde la enfermería de urgencias
El enfoque de atención debe ser integral y personalizado. Algunas líneas clave de actuación incluyen:
1. Valoración rápida y eficaz
- Identificación de signos de dificultad respiratoria: uso de musculatura accesoria, saturación de oxígeno < 92%, disnea al habla.
- Registro de constantes vitales y exploración física orientada a auscultación pulmonar, comprobación de signos de inflamación ocular y nasal.
2. Tratamiento sintomático
- Administración de broncodilatadores por vía inhalada (salbutamol, ipratropio) en caso de broncoespasmo.
- Oxigenoterapia si existe hipoxemia.
- Antihistamínicos orales o parenterales según tolerancia y gravedad.
- Corticoides sistémicos en casos moderados o severos.
- Derivación al médico en casos de empeoramiento, sospecha de infección concomitante o mala respuesta al tratamiento.
3. Educación sanitaria al alta
Es fundamental aprovechar el contacto con el paciente para reforzar medidas de prevención y autocuidado:
Consejos para personas alérgicas en primavera:

Consejos para personas alérgicas en primavera:
1. Control ambiental:
- Consultar los niveles de polen a través de apps o páginas oficiales.
- Mantener ventanas cerradas durante la mañana y primeras horas de la noche.
- Evitar actividades al aire libre en días de alta polinización o con viento.
- Utilizar filtros HEPA en casa y en el coche.
2. Higiene personal:
- Ducharse y cambiarse de ropa al llegar del exterior.
- No tender la ropa al aire libre en días de polinización alta.
3. Tratamiento preventivo:
- Adherencia a la medicación prescrita por el alergólogo.
- No suspender los antihistamínicos aunque los síntomas mejoren.
- Consultar sobre la inmunoterapia (vacunas) si está indicada.
4. Reconocimiento de signos de alarma:
- Disnea progresiva, silbidos persistentes, palidez o cianosis.
- Requiere atención inmediata si se presentan estos síntomas.
Conclusión.
Las alergias primaverales representan un importante reto sanitario, tanto por su alta prevalencia como por el impacto funcional que generan en la calidad de vida de los pacientes. Desde la enfermería de urgencias, no solo actuamos como primeros intervinientes ante cuadros agudos, sino que también ejercemos una labor preventiva mediante la educación sanitaria. Promover el autocuidado, la adherencia terapéutica y el reconocimiento precoz de complicaciones es esencial para reducir la sobrecarga asistencial y mejorar el pronóstico de estos pacientes.